Al igual que 1 de cada 10 personas en Argentina, Sofía Domínguez, de 12 años de edad, es diabética. Y aunque el acceso a la insulina y el buen trato de los médicos deberían ser una constante, su mamá, Yésica Domínguez, debe enfrentarse a diario con el calvario de un trato cruel por parte de los profesionales de la salud, así como también a la negativa de la junta médica de firmarle un certificado de discapacidad que, hoy en día, es requisito indispensable para obtener la pensión que le corresponde.
En diálogo con El Teclado, Yésica, que también es mamá de otra niña llamada Helena, de 7 años, contó algunos de los avatares que tuvo que enfrentar en el último tiempo para defender los derechos de su hija: “Con Sofi me pasó de todo en este camino de la diabetes. Vivimos muchos malos tratos: incluso nos topamos con oftalmólogas que le dijeron ‘vos vas a perder la vista’ sin ningún tacto”, describió la mujer, que vive con sus hijas en Casanova.
En este contexto, Yésica contó que Sofía fue diagnosticada en el año 2012, cuando sólo tenía seis años y que, desde ese momento la familia se enfrentó a díficiles situaciones: desde el retraso para la entrega de la insulina por parte de la obra social (Osecac) hasta los malos modos con los que la pequeña fue tratada en la escuela, especialmente por parte de la directora, que insistía que la chica asistiera a clase con un acompañante terapéutico. "Si la obra social no me da insulina menos me va a dar un acompañante terapéutico. Además, mi hija es muy capaz, muy inteligente. No necesita de eso", detalló la mujer.
Del mismo modo contó que, de acuerdo con las disposiciones que estableció el actual gobierno, cualquier persona que quiera acceder a una pensión debe presentar previamente el Certificado Único de Discapacidad (CUD), un documento público que se otorga después de una evaluación que hace una junta formada por profesionales de distintas disciplinas. Sin embargo, obtener el CUD no es nada sencillo.
“Yo no quiero tramitar este certificado porque se me da la gana. Lo hago porque se estableció que las personas lo necesitan para acceder a la pensión. Pero la realidad es que cada vez que lo intento hay una traba nueva”, contó Yésica. Y agregó: “La primer junta médica fue en un hospital de San Justo, en diciembre. Ahí nos dijeron que yo quería vivir de la pensión, que la nena estaba bien y no lo necesitaba. Y la realidad es que yo trabajo, yo hago de todo por mi hija, pero hoy por hoy tengo muchísimos gastos y quiero acceder a la pensión para que ella viva mejor”, detalló.
Sin embargo, el calvario no terminó allí. Una segunda junta médica rechazó la posibilidad de darle el CUD a Sofía, que es insulinodependiente, y mostró el destrato de los médicos con la chica de 12 años: “Fue horrible. La doctora nos habló a los gritos. Nos dijo: ‘yo los certificados de diabetes sólo los firmo cuando al paciente le falta una mano o una pierna’. Fue muy cruel”, describió Yésica.
“Mi hija estaba muy enojada. Y lamentablemente esto es algo que no le pasa a ella sola. Hablé con muchas madres que están en situaciones parecidas”, contó. Y adelantó que, el próximo paso a seguir sería solicitar una nueva junta médica para diciembre próximo. Sin embargo, las esperanzas para conseguir el CUD son mínimas. “Según la doctora, Sofía no va a dar con los requisitos. Y yo tampoco la puedo estar llevando y someterla a las barbaridades que dicen los doctores. La gente en Argentina es muy cruel con los diabéticos”, lamentó.
Por último, Yésica contó por qué sería importante poder acceder a la pensión y resaltó que Sofía es una nena “muy buena, tiene las mejores notas en la escuela, es súper capaz”. “Le encanta la comedia musical y la danza y yo quiero que ella profundice en eso y poder regalarle la calidad de vida que se merece”. [El Teclado]