"Estamos pidiendo justicia y pidiendo que se apiaden y nos digan dónde está Miguel. Pasaron 26 años y cada vez pesan más". Cada 17 de agosto, Rosa y Néstor Bru se plantan en las puertas de la comisaría novena de La Plata, allí donde hace 26 años asesinaban a su hijo.
"Yo quiero que nos den una mano y nos digan dónde está Miguel. Y ellos en paz y nosotros también", repite Rosa, quien con el tiempo se convirtió en una incansable luchadora por los derechos humanos y las víctimas de violencia institucional.
"Me acuerdo cuando se rompían los barriles en el puerto para ver si él estaba adentro, con cemento. Y cada masazo me lo daban el alma. Y siempre resultaron negativos", recuerda Rosa Bru.
Según recuerda Bru, "a Justo López -uno de los policias detenidos- se le ofreció la libertad. En un momento Felipe Solá ofreció una recompensa. Y yo decía, hasta pueden cobrar por matar. Pidió acercamiento familiar y se le dijo que colabore con la justicia. Se le ofreció la libertad, y tampoco. Es algo que no se puede entender".
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Miguel Bru desapareció el 17 de agosto de 1993 en la ciudad de La Plata. Tenía 23 años, y estudiaba periodismo en la Universidad. A través de testigos y pruebas surgidas durante la búsqueda que iniciaron sus familiares y amigos, se comprobó que fue secuestrado, torturado, asesinado y desaparecido en la Comisaría 9ª de La Plata, ubicada en 5 y 59. En estos 26 años, se realizaron 38 búsquedas y rastrillajes por zonas periféricas de La Plata, Berisso y Ensenada. El cuerpo de Miguel sigue sin aparecer.
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En 1999, en el juicio oral y público por su desaparición, fueron condenados a prisión perpetua los policías Justo José López y Walter Abrigo, acusados de tortura seguida de muerte, privación ilegal de la libertad y falta a los deberes de funcionario público. El ex comisario de la Comisaría 9°, Juan Domingo Ojeda, fue condenado a dos años de cumplimiento efectivo de la pena, pero recuperó su libertad con sólo ocho meses de prisión, al igual que el oficial Ramón Cerecetto, acusado de haber borrado el nombre de Miguel del registro de entradas de la Comisaría, donde hace 26 años su madre, luchadora incansable contra la violencia institucional, junto a familiares y amigos de Miguel, llevan adelante una vigilia. [El Teclado]