"Habitamos la noche": Una marcha nocturna que transformó el miedo en organización
"Habitamos la noche, porque es nuestra la luz de la luna. Salir de noche por las calles de la ciudad es la consigna, salir libres de ataduras, salir libres de miedo, salir a bailarla, a patearla, a bicicletearla. Salir por la noche a mirarnos las caras, salir a contar que la noche no es peligrosa,
porque juntas somos poderosas,que no nos vamos a quedar en casa refugiadas porque el miedo no nos paraliza, nos organiza.
Por eso esta vez la consigna es habitar la noche, que se enciendan las calles con nuestra rebeldía, para demostrar con la luna como aliada, que no estamos solas, estamos organizadas"
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Las mujeres de Surcos, Otro Viento, Colectivo Decidimos, Arte al Ataque, el Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional y la Asamblea de Mujeres Autoconvocadas llevaron a cabo la convocatoria, que comenzó en Plaza Italia con un taller de autodefensa. La particularidad (y motivo de algunos enojos aislados): no se permitieron varones.
"Queríamos intervenir la noche de una forma lo más festiva posible, en clave de mostrar que el miedo instalado por el patriarcado puede convertirse en organización", resumió a El Teclado Nitza, integrante de la Asamblea de Mujeres. En lugar de "refugiarnos, meternos en nuestras casas y sentir que es un toque de queda", apropiarse del espacio público nocturno. Para las mujeres es un cotidiano salir con temor, desconfiar de los taxis, mandarse mensajes entre amigas para ver si todas llegaron bien.
Pero hay más que miedos instalados. Casos recientes de acoso en la vía pública e incluso intentos de secuestro -sobre todo en plazas y el Bosque platense- reforzaron la necesidad de organizarse. A Nitza le había pasado. "La reacción de mis conocidas no fue decirme 'quedate en tu casa' o preguntarme qué hora era cuando fui a comprar puchos, sino pensar ¿qué hacemos con esto?. Ahí nos empezamos a juntar", contó.
Es que a partir de las marchas y las movilizaciones feministas, algo cambió en gran parte de las mujeres. Muchas ya no pueden desentenderse, mirar para otro lado y fingir que quedándose en casa las cosas se solucionan. Cada vez más surge la necesidad de actuar, de involucrarse y acompañar las luchas no sólo contra el femicidio -la punta del iceberg de la violencia machista- sino contra, por ejemplo, el miedo que nos invade al estar solas en la noche.
Por eso se trató de una convocatoria sin varones. Esa "restricción" es uno de los debates más fuertes que se dieron y se dan en el Encuentro de Mujeres, los Tetazos y las marchas del 8 de marzo. Incluso en la convocatoria de Facebook hubo varios cruces con varones que no entendían por qué no se les permitía participar.
"Esta consigna es bastante clara: la calle es nuestra, el miedo no nos paraliza sino que nos organiza. Esto es algo que nos atraviesa a nosotras, algo con lo que vivimos nosotras y no queremos vivir más. Que venga un varón al taller de autodefensa, o a una marcha que dice 'la noche es nuestra' no tiene mucho sentido. Sus lugares de apoyo y organización van a tener que ser otros, en otra coyuntura. Algunas cosas las haremos juntos, otras las harán ellos y otras nosotras, tratando siempre de integrar a todo el arco de la disidencia de identidades sexuales y de género, que también son oprimidas y oprimidxs por este sistema patriarcal", explicó Nitze.
"Los varones no tienen estos mismos inconvenientes. Muchas veces lo que ellos plantean ('Nosotros queremos estar, queremos apoyar'), termina siendo lo más simple que pueden hacer: agarrar un cartel y decir que se están deconstruyendo. Me parece que va por otro lado", agregó. Y remarcó que este tipo de debates, sobre la presencia o no de hombres en espacios así, "termina corriendo el eje. Porque terminamos pensando -de vuelta- qué hacemos con los varones. Y acá nos estamos empoderando".
Dos escenas marcaron la convocatoria. Una se dio cuando marchaban por diagonal 74, que une las plazas Italia y Moreno. Un hombre -con su mujer e hijo en el auto- les gritó "incogibles" e "inviolables" porque la columna le impedía avanzar por la calle. La otra, quizá, dio el contrapunto: dos mujeres policías que custodiaron toda la movilización terminaron acercándose, ya en plaza Moreno, a pedir volantes con la descripción del evento. También parejas y algunos transeúntes. La noche terminó con la leída de un poema y un abrazo conjunto. Después, música y fiesta. Para demostrar que la noche no tiene dueños y que el derecho a caminar tranquilas también es parte de la lucha contra el machismo. [ET]