Ni el efecto Maradona ni la “prosapia” de Gabriel Milito estan dando los resultados esperados. La gran diferencia entre ellos, es la “conciencia” que se tiene sobre el asunto en cuestión.

Gimnasia sabe donde está y por donde tiene que ir. Sabe lo que necesita y reconoce su estado crítico. Estudiantes no.

Esa diferencia, parece mínima pero es sustancial. Ese reconocimiento lleva al CT de Maradona ha intentar por todos los medios (reales y esotéricos) a conseguir puntos de manera desesperada. La derrota con Racing no fue una sorpresa para nadie, este equipo podrá ganar los partidos “ganables” y perderá seguramente, sin atenuantes ni excusas, los partidos perdibles.

El hincha de Gimnasia reconoce que convive y convivirá con el descenso. El de Estudiantes, no.

Hablemos del equipo de Milito. “Es el mejor DT que tuve en mi carrera” “Es un docente, sabe todo”, se escucha elogiar puertas adentro. Pero el equipo tiene un grave problema, o mejor dicho, dos: juega casi siempre mal y lo que es peor, no sabe aún que hay un fantasma que le sigue los pasos y le respira en la nuca.

Esa falta de lectura de la realidad es sumamente peligrosa. Ni el DT ni lo jugadores quieren mencionarlo “falta mucho, no nos pongamos paranoicos” repiten. Y lo que no advierten, ni los de adentro ni los de afuera (muchos hinchas sí lo reconocen), es que el primer paso para solucionar cualquier dificultad, es reconocer el problema.

Gimnasia prepara su viaje a Córdoba mientras “la espuma” Maradona empieza a darse un baño de realidad. Estudiantes recibe a Patronato, que a esta altura y como están dadas las cosas, es lo más parecido a una final del mundo.

Gimnasia sabe que puede descender. Estudiantes, todavía, no se dio cuenta.

[El Teclado]