River necesitaba ganar así, por demolición, por convicción táctica y disciplinamiento colectivo. River necesitaba demostrarle a Boca su superioridad en todo los aspectos del juego y lo hizo, porque es el fiel reflejo de la pasión de su DT, de su historia y de la supremacía que ya no sorprende a nadie.
El gol de penal de Santos Borré abrió las puertas de un resultado que pudo ser mucho más abultado, y que solo encontró un desahogo mayor cuando el mejor jugador de nuestro país, Ignacio “Nacho” Fernández, pergenio una maravillosa acción colectiva para definir el partido en la segunda mitad.
Con el
River es el equipo más importante del último lustro. Una maquina casi perfecta que afina mejor en los grandes conciertos, que se luce siempre ante las grandes batallas y que aparece en todo su esplendor, para no dar margen a la critica sin razón.
River manda, hace rato, porque están convencidos de una idea, una forma y podrá ganar (casi siempre lo hace) o perder, pero nunca lo harán renunciando a sus principios fundacionales.
Faltan 90 minutos, serán en