Se fue caminando solo y en silencio, mirando al piso como buscando una explicación que nunca llegará. El Estudiantes de Gabriel Milito ya no sorprende, casi siempre juega peor que mal y eso, la gente ya no lo perdona.
El empate con Huracán solo estiró la agonía de un equipo que no se encuentra, que no tiene rebeldía ante la adversidad y que sólo esta amparado por la “ilusión de volver a
Milito probo todo lo que tenía para probar, jugó con tres en el fondo, con cinco, con interiores y extremos, con la inclusión de
El jueves, sin tiempo para lamentos, lo espera un nuevo desafío, Estudiantes de San Luis, un humilde equipo del Federal “A” que solo por esa condición, se muestra muy peligroso para este endeble Estudiantes.
Milito sabe que aún le queda una bala en la cartuchera y tiene nombre y apellido, Matias Pellegrini, quién se recuepra a contrareloj para darle a Estudiantes el futbol que parece haber perdido hace rato.
A Milito se lo ve golpeado, los hinchas ya no le perdonan “una más”, y eso se refleja en la cancha.