"Ingresar bien en la curva (y aplanarla)", por Malena Galmarini
Voy a iniciar esta reflexión utilizando una metáfora inusual para una mujer, basada en un deporte considerado, apresuradamente, de hombres. Y cuando me refiero de esta manera a dicho preconcepto lo hago pensando en que el automovilismo es uno de las disciplinas que promueven la igualdad de género. Grandes pilotos europeas como Lellia Lombardi y Michele Mouton o las argentinas María de los Ángeles Hanhcik y Ianina Zanazzi lo han testificado.
Existen infinidad de estrategias al planificar una carrera de alta competición, no obstante existe casi por unanimidad que la clave para ganar una carrera es ingresar bien a las curvas. Piloto que encara este instante con inteligencias y osadía, tendrá muchas posibilidades de salir victorioso de la contienda. Acelerar en las rectas o tener el mejor equipo en boxes son factores importantes que no influyen tanto en el desenlace como lo primero.
En estos momentos de filosa incertidumbre global, provocada por un enemigo invisible al que la ciencia denominó COVID 19, cada país enfrenta este desafío como quiere y como puede. Prevaleciendo, al momento de montar dispositivos de respuesta, lo segundo. Escasez de recursos y falta de experiencia en un contexto de extrema singularidad se combinan para condicionar la forma en que los estados (nacionales, provinciales y municipales) y la comunidad se preparan para sobrevivir y salir fortalecidos de la Pandemia.
El Covid 19 ha llegado -sin que ello signifique otorgarle un carácter divino al coronavirus- a enseñarnos nuevos hábitos y nuevas palabras, subrayando una vez más que nuestro lenguaje es nuestro mundo y es por ello que en estos días las palabras cuarentena, alcohol en gel o inmunidad se transforman en prismas que nos muestran la realidad, en nuestros hogares y ahora. Y en este nuevo escenario emerge una frase que pronto se convertirá en artífice de nuestra historia, como “la pelota no se mancha” o “el que apuesta al dolar, pierde”. Me refiero a la curva y los encomiables esfuerzos que hace el gobierno pidiendo que todos y todas contribuyamos a aplanarla.
“Aplanar la curva” como recordaremos esta consigna, significa que logremos que la cantidad de contagios aumente de manera más lenta a lo esperable si dejáramos que el virus actúe por sí solo. Quedándonos en casa, lavándonos las manos, estornudando en el pliegue del codo. Son todas acciones que podemos hacer para que el covid 19 se expanda más lentamente y le de tiempo al sistema de salud de abastecerse con equipamiento e insumos. Y de esta manera no sólo logramos que haya menos personas enfermas sino que las que estuvieran reciban una mejor atención. Como en las mejores carreras de autos, retomando la idea que dio inicio a la reflexión, cuanto mejor ingresemos a la curva, más fortalecidos y más rápido saldremos. Y cuanto más plana la hagamos, mejor.
Esta pandemia dejará un saldo negativo, muchas personas en el mundo enfermarán y algunas morirán. También habrá quedado en evidencia las dificultades de coordinación en el planeta y la necesidad de redistribuir recursos, conocimientos y energía hacia los sectores más vulnerables de la población y los productos y servicios esenciales para la vida. El aire, el agua, los alimentos, los medicamentos. Más y un mejor Estado, una ciencia aplicada a los problemas de las personas, justicia, igualdad, cuidado del medio ambiente. Serán los conceptos post pandemia, bases de un futuro mejor.
La posibilidad de que cada uno colabore desde su lugar es también una novedad en el mundo del Siglo XXI, la autorresponsabilidad tendrá un lugar preponderante en la agenda de la sociedad que viene. Trabajar desde casa, el cuidado parental de los hijos, el hacerse cargo de lo que pasa en nuestro barrio son ideas que llegaron para quedarse.
En lo personal esta crisis me encuentra formando parte de un gobierno que que tomó el toro por las astas, anticipándose como ningún otro en la región a las trágicas consecuencias de un virus que librado al azar es fulminante. Aprendiendo sobre la marcha y con capacidad de liderazgo, entendiendo que ingresar preparados a la curva y aplanándola con el esfuerzo colectivo, nos lleva al mejor lugar que esta carrera, extensa y desafiante, tiene para los argentinos.
[*] Malena Galmarini es presidenta de Aysa.