Natalia Rodríguez atravesó los últimos meses de su embarazo mientras la noticia del coronavirus llegaba al país. Sin embargo, no tuvo miedo hasta el momento después del parto, cuando se encontró en una habitación del Mater Dei sola, sin fuerza para sostener a su beba, y ante una enfermera que en lugar de ayudarla se dedicó a infundirle los peores temores.
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En la última consulta con su obstetra, que practica el parto respetado, Natalia se enteró que su marido no iba a poder estar en la cesárea, pero podía estar en la clínica y quedarse en la nursey. "Me costó mucho, me angustié, pero trataba de aceptarlo pensando que eran las reglas del juego por el momento que estamos viviendo. No me parece racional que no haya podido presenciar la cesárea, pero lo puedo entender", dijo en diálogo con El Teclado.
Cuando llegó al Mater Dei, comenzó el tormento. "Viene una enfermera -de nombre Anita- y le dice a mi marido que se puede ir a casa. Todas las mamás que están en el piso están solas. Acá tenés el timbre, cualquier cosa me llamás a mí", explicó Natalia, que en ese momento, a minutos de parir, estalló en angustia.
La ley nacional de Parto Humanizado fue creada en 2005 y reglamentada en 2015. En uno de sus artículos establece que la mujer tiene derecho a estar acompañada, por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto.
"Como yo lloraba, vino la partera de turno. Cuando me vio intentó acompañarme desde otro lado, que yo hable con mi médica para ver si se puede hacer una excepción. Hasta ahí, mi marido se quedó conmigo, hasta que me llevaron al quirófano. Ahí hablé con mi obstetra y le expliqué la situación. Le pedí que en todo caso pidiera que él estuviera conmigo hasta que se me pase el efecto de la anestesia", detalló Natalia, que para ese momento estaba "desbordada de miedo, de emociones y todo. Supongo que como cualquier mujer que va a dar a luz en este contexto".
Finalmente su obstetra habló con el director de la clínica y dejaron que su marido se quede, pero sin andar por los pasillos. "Yo me tranquilicé".
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"Cuando salí de la cesárea me temblaban los brazos. No podía tener ni un vaso de agua. Él me ayudaba con la gorda, porque yo sentía que la nena se me iba a caer. Era un desborde de todo", contó la mujer.
En ese momento, llegó otra vez la enfermera. "Le dice a mi esposo que se tiene que ir abajo. Ella me empezó a decir que yo la terminaba exponiendo a ella, increpándonos con el dedo. Yo estaba anestesiada. Ella me tenía que ayudar, y en medio de esto me daba miedo que tome a mal lo que estaba diciendo y que pasara cualquier cosa".
"Yo tenía una angustia terrible. Tendría que haber sido el momento más feliz de mi vida y se convirtió en un mar de lágrimas".
Finalmente, su marido tuvo que dejar a la nena en la cuna e irse. "Yo tenía una angustia terrible. Tendría que haber sido el momentos más feliz de mi vida y se convirtió en un mar de lágrimas".
"Le pedí que me ayude con la nena porque no la podía levantar porque no tenía fuerza, y ahí quedé sola otra vez. Me dejó el timbre, pero yo no podía ni apretarlo".
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Por la noche, cambió el turno y llegó otra enfermera, que le dijo que había cambiado la directiva, y que su marido podía quedarse en la habitación. Sin embargo, él ya se había ido a la casa con su otro nene. Quedó sola.
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A la mañana vuelve la otra enfermera. "Entra y me pregunta: '¿Para qué querés a tu marido al lado? ¿No podés sola? Si no tenés más el efecto de la anestesia'. Y entonces yo le digo: '¿Sabés por qué lo necesito? Porque es mi derecho'; a lo que ella me responde: '¿Y mi derecho a la salud?´".
"No me dieron agua, cuando pedí que mi marido me pudiera traer una botella me dijeron que no. Estuve tomando agua de la canilla del baño. Nadie me atendió. Me dejaron sola con el botón para llamar a la enfermera cuando estaba anestesiada", precisó a El Teclado.
[PARIR EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS]
La joven pasó el último tramo de su embarazo mientras la noticia del Covid-19 iba copando todos los titulares del país. En ese marco, Natalia decidió auto aislarse en marzo, "pero era más que nada por lo que me decía la gente. No tenía temores".
"Mientras estuve internada, no me sentí amenazada por el virus mientras estaba internada, ni siquiera lo hubiera tenido si el resto de las mamás hubieran estado acompañadas, porque estaba todo limpio".
Pero ahora, la realidad -su realidad- es otra. "Me da más miedo ahora, porque tengo que sacarla. Esta semana la tuve que ir a vacunar con la VCG y lloraba. Mi miedo puede más que lo que me pueda informar un estudio".
Natalia, finalmente, consideró que más allá de la disposición del Mater Dei, "que existieron porque estábamos todas las madres solas, el problema fue esa enfermera. Estaba muy asustada y maltrataba a la gente. Una mujer, con hijos, que ya había pasado por estas situaciones. Un horror. De las 24 horas que estuve internada, estuve acompañada las últimas 2 horas".
[LA LEY DE PARTO HUMANIZADO]
Tras la aprobación de la ley 25.929 -aprobada en 2004 pero reglamentada en 2015- toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto, tiene los siguientes derechos:
Accedé a la ley y su decreto reglamentario:
Ley de Parto Humanizado by El Teclado [www.elteclado.c... on Scribd
Parto humanizado: Decreto 2... by El Teclado [www.elteclado.c... on Scribd
[El Teclado]